lunes, 22 de noviembre de 2010

Sin término

Casi incomprensibles se vuelven las lágrimas en esta época,
trato de encontrarles significado y parecieran tener una génesis perdida,
porque no hay nada concreto que me haga daño,
no hay un hecho que me tenga con esa pena infame,
son fruto de esa mezcla extraña de terminar y no querer que suceda,
quizá es sentir que los ciclos se cierran y que no estoy preparada para seguir,
es combatir con lo poco que queda de mí y no decaer,
es mirar rostros y saber que ya son agenos a mi vida,
es optar por partir, porque mi vida acá ya no tiene sentido.


Los fines de año cargan con esa absurda sensación de sacar cuentas,
ponerse de testigo de la propia vida
para ver si han llegado las respuestas que se buscaron durante el año
y yo como de costumbre no he conseguido eso,
no he conseguido nada nuevo.


Odio verme en el mismo lugar en el que comencé este año,
con los miedos mas arraigados
y con la soledad mas latente.
Me entristece sentir que los apegos han desaparecido
y que no tengo manos a las que aferrarme.


Este año además he dejado a muchos en el camino,
he cerrado ciclos,
he desechado amistades,
he construido otras,
he matado ilusiones y me he caído congelada
y hoy las malas noticias golpean nuestra puerta.

Buen viaje Papy!

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