domingo, 27 de diciembre de 2009

" a pesar de las pastillas que usé para olvidar"


Una nueva noche en la vida de Carolina, estaba más aburrida y sola que de costumbre, ensimismada en su discos a todo volumen por mas reclamos que haya recibido de los vecinos. Era una noche calurosa y solo llevaba puesto un calzón pequeño y una sudadera, al otro día no iría a trabajar ya lo había decidido, así que no le importaba que fueran alrededor de las dos de la mañana, estaba acostumbrada a dormir poco.
Esta noche era extraña, tenía sabor a esos labios y a ese cuerpo, sabor a adolescencia, no habían ganas de seguir con la vida, aquel día tuvo noticias de él, quien había desaparecido hace ya unos años, por quien lloró humedeciendo su almohada por varias noches, por el cual comió millones de golosinas y por quien vomitó más de una noche la mierda que tenía en su estómago.
Retomó aquel baúl en el que guardaba sus recuerdos y sus más íntimos secretos, lo volcó sobre la alfombra y reviso fotografías, cartas, notas, tickets de conciertos, bares, todo lo que uno pueda imaginar contenía ese baúl, el que Carolina en su afán masoquista se dedicó a revisar y recordar , olió, saboreó, observó, palpó, escuchó.
Así se hicieron las 4:15 de la mañana, su celular no paraba de sonar ni de recibir mensajes, ella no quería hablar con nadie más que no fuera él, quien había regresado a remover y desordenar no solo su baúl sino que también sus sensaciones.
No podía comprender como pudo pasar por alto una historia, un cuerpo, un amor, un sueño y seguir adelante, odiaba esa capacidad de la que ella carecía de dar vuelta páginas, cortar lazos y continuar con su vida, Carolina seguía enfrascada en relaciones tortuosas de todo tipo por no perder a las personas, que cobarde se sentía al saberle lejos y estable.
Toda esta sensación comenzó en Carolina hace unas semanas, le vio feliz de la mano con una mujer, besándola, abrazándola, lo que no significa que ella no hiciera, muy por el contrario, Carolina después de dejarlo había besado muchos labios y había conocido muchos cuerpos, pero a ninguno de ellos les tomo enserio, ninguna de esas manos merecían andar entrelazadas con las de ella por la calle, ninguno de esos labios recibían un pequeño beso de saludo, ninguno.
Quiso cruzar la vereda para evitarle, pero él lo hizo con ella primero, la reconoció a lo lejos y se llevo a su mujer lejos de Carolina, ella temblaba como una loca, sus manos le sudaban y su cuerpo por completo se humedeció al verlo, él con un dejo de indiferencia alzo la mirada una vez lejos y le hizo un pequeño guiño.
En la tarde cuando llego a casa comenzó a buscarle por todos los medios, reviso sus páginas en Internet, hablo con sus familiares, enloqueció y se rebajo a tal punto que le llamo para saludarle sin argumento ni escusa alguna.
El respondió, con esa voz tan aletargada de siempre, pero esta vez no le dijo que la amaba y extrañaba, que actuaba como si amase a esa mujer, esta vez el le dijo: por fin salí adelante Carolina, me enamoré y me casé con Silvana (que nombre mas rasca pensó Carolina) , ella se excuso con que debía trabajar y corto la llamada, aquella noticia le dio asco y la dejo una vez más abrazada al wáter.
Estuvo semanas en las mismas condiciones, frecuentando a los amigos en común para ver si se lo encontraba, o para tener noticias de él, cada uno de esos encuentros fue un fracaso; termino alcoholizada, dando lástima, dejando su auto en cualquier lugar ya que debía llegar en taxi a su casa, despertó encamada con personajes de los que nunca supo ni su nombre.
Así pasaron semanas en los que el alcohol, los hombres, y las salidas calmaron su pena por segundos, no una pena de amor sino que una pena de orgullo y envidia por verle tan repuesto cuando debiera estar hundiéndose al igual que ella. Ese pensamiento tan egoísta es el que la tenía esa noche calurosa odiándose y revolviendo recuerdos.
En un segundo se puso de pie tomó todas las cosas y las tiró por el balcón de su departamento a la calle, antes obviamente rompió fotos y nombres que la vincularan. Fue cosas de segundos como todas sus decisiones sin pensar, las que la desligaron de esa mierda que sentía. Como ya había decidido no ir a trabajar al día siguiente, se fue al baño tomo una dosis de pastillas (las suficientes para dormir 12 horas seguidas y no morir en el intento), bebió y se fue a la cama con el deseo de ser como aquel a quien hoy odiaba y seguir adelante sin seguir vagando por cuerpos y nombres.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Feliz Navidad =)


Una nueva navidad en mi vida, la número 23, pero una de las más hermosas que he vivido, ya que no recuerdo las de mi infancia hago una comparación con las de mi adolescencia o cuando ya me di cuenta que el Viejo Pascuero era una farsa, o cuando odiaba cantar villancicos o tocar la flauta como pedía mi mamá. Pero siempre en familia y eso me encanta, a pesar de todo lo mal que pueda sentirme tengo el respaldo de 6 personas incondicionales a mi lado, ahora 2 más para los que hicimos la noche de navidad.
La llegada de Emiliano Armando y Tomás Umberto nos cambió la vida y volvió a darle sentido al estar en familia y esperar las 12 de la noche, a armar el árbol, colocar el pesebre, hacer queque inglés, ponche y cola de mono, le volvió el sentido a gastar dinero comprando regalos ya que son para ellos, le devolvió el sentido a la navidad.
Fue una cena hermosa, con la rica carne de mi madre (la que no me gusta mucho pero es imposible no probar) puré para mí, ensaladas, postre, bebidas, vino, todo muy rico en torno a la mesa. Llegó el brindis y con ellos los lagrimones por el buen año que hemos tenido como familia y por la emoción y el milagro de tener niños en la casa, el brindis, las bromas, las típicas caídas de las copas, una rica comida en rica compañía.
Luego esperar las 12 de la noche y los bebés como si hubiesen sabido despiertos, el árbol atiborrado de regalos la mayoría para ellos, los que ni cuenta se dieron de la situación pero que sus padres y los demás adultos de la casa disfrutamos, regalitos por aquí y por allá.
Llegan los demás familiares, siguen pasándose vasos con las exquisitas pócimas de mi madre y el queque inglés, más regalos, una foto de mi padre con sus hermanos y nos damos cuenta cómo pasan los años.
Se hace un relevo, se van los Muñoces, llegan las Escobares y mas regalos para los niños, brindis abrazos y fotografías.
Estrenamos uno de los regalos, los DVD de karaoke y se arma la fiesta, todos cantamos, los niños siguen despiertos en brazos regaloneando con todos, conversando en su idioma y regalando sonrisas.
Se comienzan a ir todos, son alrededor de las 4 de la mañana y nos sentamos a terminar la noche viendo una película (uno de los mayores vicios de mi familia, el que agradezco) son las 5 de la mañana y el sueño nos vence, cada uno a dormir.
Un nuevo día nos encuentra reunidos en familia, siguen en casa Pao, Queno y Tomás quienes se irán a visitar a los otros abuelos, nos quedamos los tres solos en casa.
Nos miramos a los ojos y nos decimos cuanto nos amamos y que hermosa familia tenemos, somos tres eso lo tenemos claro, los demás van y vuelven, nosotros seguimos juntos bajo el mismo techo. Pasan las horas y una sorpresa llega a casa en el día de navidad, mi tío, el hermano de mi padre nos visita, que mejor manera de terminar la fiesta más linda del año que nos reúne bajo la fe de esperar la llegada de quien nos calma y contiene.
Y se va el día de navidad, mi madre en su pieza, mi padre viendo las noticias, y yo en mi habitación tratando de plasmar en palabras dos días intensos de linda navidad.
Solo le pido al viejo pascuero que siga regalándonos navidades tan lindas llenas de amor y si tiene tiempo y disposición para mí que me traiga un año lleno de felicidad, que ya me cansé de la soledad, el tiempo libre y los días de frío.
Feliz Navidad familia Muñoz Escobar, y a todos los que leen este sitio si es que hay quien lo haga.
Esta sí que fue una FELIZ navidad. =)

martes, 15 de diciembre de 2009

MEJOR QUE INTENTES OTRA VEZ

No tuviste el valor de arriesgarte a luchar, así es mi historia y así están mis ganas. Reintentarlo, volver a creer.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Desconcierto


El que debió ser uno de los mejores días de nuestra vida universitaria se convirtió en uno de los mas dolorosos que nos tocó vivir.
La vida nos golpeó a todas juntas, unidas esperando la llegada de una integrante más la que se convirtió en nuestra preocupación a medida que fué creciendo.
Hoy, no hay motivos para celebrar, alcanzamos una meta, pero el camino se vió entorpecido por el dolor y la perdida, hoy nos unen los sueños truncados y las esperanzas destrozadas.
Las cosas suceden tan rápidamente que no sabemos como reaccionar, si creemos que hay alguien superior cuidando de nosotros pensamos que estas cosas estan allí para hacernos mas fuertes, o quizás es un designio, una forma de enseñarnos que sé yo. Pero hay ocasiones que ni siquiera el creer nos facilita entender el porqué de lo que sucede y esta es una de ellas, aún no hay respuestas y creo que por años no las habrán, quedará en nuestro recuerdo ese día y la mañana siguiente en que supimos de tu partida.
Pequeña Josefa, así como te esperamos hoy te despedimos con la tranquilidad de saber que la vida siempre da nuevas oportunidades y la esperanza de vivir en unos años mas con el sano recuerdo de tu existencia.
Una vez mas la vida se encarga de darnos lecciones de esas que calan hondísimo y a mi que soy una simple espectadora me ha dejado destrozada en mi egoísmo y desdén al tratar la maternidad.
Solo queda la esperanza de pensar y sentir paz, siempre llega de eso estoy segura.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Caos y orden


Cuando los días se apaciguan y mi cama se convierte en mi compañera mas que en mi enemiga comienzo a reorganizar mi vida y a detenerme en segundos para disfrutar del simple hecho de tender mi cuerpo sobre el pasto o pasear a pie descalzo por el suelo caliente.
La vida se torna tan placentera cuando puedo disfrutar del descanso y del ocio como cuando la adrenalina me quita el sueño con tantas cosas que tengo por hacer. Pero esas son las trivialidades de mi vida y hoy tengo ganas de adentrarme como no lo hago hace tiempo.
Me he dejado de lado, ese tiempo que dedico constantemente a sentirme y a conocerme lo utilicé para correr lo mas lejos posible evitándome y evadiendo lo que me acobarda o lo que me apasiona. Nada de lo que soy hoy, lo sé con exactitud, han pasado los días, meses y quizás años y me he alejado para evitar sentir como la vida se pasa por delante mío y no soy capaz de tomarla. Me he quedado quieta para no seguir mirando como he cambiado y como he sufrido.
Pero ya pasó el tiempo de quedarse pasmada frente a los daños, miedos, penas, caídas, ya pasó el tiempo suficiente para hacerme un lado de mis propios pesares, ya es tiempo de hacerme cargo de lo que ha ido sucediendo en mi vida y de lo responsable que soy de eso.
Han pasado dos años desde que decidí cambiar el rumbo de mi vida, en el que tomé las riendas para poner fin a lo que me estaba matando, dos años pero durante este tiempo no he tenido el valor de cortar por completo con ese pasado y esa historia insana que me persigue desde hace tiempo, hoy llevo un par de meses de completa lejanía y sana lejanía pero siento que no es suficiente, necesito hacer algo para que eso quede completamente en el pasado, para cerrar ese ciclo del que ya ni recuerdos hay pero del que mi cuerpo cada mes trae consigo con mi vientre fértil sintiendo cada movimiento celular.
Quiero poder arrancarme ese dolor y esa historia, quiero que mis oídos no recuerden esos gritos y reproches, quiero que mis ojos vuelvan a mirar con amor y no con rencor, quiero volver a creer en mi y a sentir que soy capaz de ser y hacer feliz, quiero no tener pasado, quiero empezar de cero.
Este es mi caos interno, como siempre comienzo en algo hablando de mis días o de mis miedos y termino llorando sobre la misma leche derramada hace años.
Mi orden siempre se ve interrumpido por culpa de esa historia y ahora no hay pena ni dolor de por medio, hay rabia, hay ganas de golpear y escupir, hay deseos de ofender y eso me lastima porque no va conmigo y aquí vuelvo a lo mismo dicho anteriormente, hace mucho tiempo que no sé de mí.