sábado, 30 de octubre de 2010

¿Me quedo con las ganas?


Cada atardecer es el momento más burócrata del dolor,
ese dolor iluso que converge con la piel,
que se instala junto a la líbido
parafraseando nombres, inventando pieles,
solapando deseos, calmando la exitación.


Un dolor solitario que no tiene cuna,
con un sabor nuevo cada día
que se calma en la ducha,
o en los ritos culposos de autosatisfacción,
que no logra morir, solo aumentar.


La sensación dolorosa de la soledad
ya no tiene fundamentos en la falta de otro,
en la búsqueda de un compañero,
en mantener viva la ilusión,
en creer en los finales felices.


El dolor hoy se aposenta en la animalidad,
es el cuerpo el que reclama,
son las sábanas las peores testigos,
son los sueños rememorando cada encuentro,
es el despertar con el sabor en los labios.


La culposa sensación de ganas en el cuerpo femenino,
educado para tener sexo solo cuando hay amor,
que hay que respetarlo porque seremos madres,
porque debemos entregarnos solo cuando el hombre vale la pena.


¿Y si ninguno vale la pena?
¿Me quedo con el dildo de compañero?


Mientras me voy a la ducha,
a calmar mis dudas y mi cuerpo,
afirmando que me criaron para hacerlo con amor,
pero no para morir con las ganas.

jueves, 28 de octubre de 2010

LLuviosa primavera


Y llegó la lluvia en la primavera

la peor mezcla para mi animosidad.

Esa que se retuerce en la cama

cuando las flores traen consigo

ese sabor a soledad perpetua

y cuando la húmeda lluvia

me deja encerrada en casa.


Los días pasan rápidos

y las sensaciones varian,

el reiki apacigua mis dolores físicos

pero aparejado a eso

el espíritu se desnuda

y sale a flote lo mas doloroso.


Me cansan los términos de años,

me duele la soledad,

me paralizan las responsabilidades

y se acerca el seguir adelante

terminar los proyectos

y emprender los nuevos.


Me siento como una pendeja

cagada de miedo por el tiempo que apremia,

temiendo por cada sensación desconocida,

amando sin nombre,

deseando con locura,

evocando besos y caricias,

creciendo y envejeciendo,

armando proyectos,

pensando demasiado.

(y puras huevadas como cada día de primavera lluvioso)

domingo, 24 de octubre de 2010

Una mañana más de levantarse con esa sensación, una mezcla deliciosa del placer de la libertad y el aprendizaje con el derrotismo crónico y confuso que se apodera del cuerpo gélido con huellas imbrorrables.

Es darle existencia a cada una de las actitudes limitantes frente a otros, a esa pared...

jueves, 21 de octubre de 2010

Envidiosa soy

Hoy en la micro vi una mujer,
la vi pasar y quedarse en medio conversando con otra,
vi pasar a dos hombres
y volverse locos mirándola.

Hoy vi la envidia apoderarse de mi,
cuando esa mujer provocó
lo que yo nunca he podido y nunca podré

domingo, 17 de octubre de 2010

Espera...


Ya le cogí el gusto a la espera,
que tediosa y placentera se ha convertido esta tarea,
experiencia virginal diaria de autoreconocimiento,
de búsqueda y constancia,
de reconstrucción.
He oído las peores palabras y me han dejado
mordiendo cemento,
pasé del amor comprometido, idealizado,
un amor de admiración, de lucha e ideales,
a ese mismo amor
perdido en las sábanas de una mujer,
otrora amiga, con vientre fecundo
y crío de resultado.
Y ahí vino la pregunta
¿qué mierda pasó con eso?
¿cómo han caído tan bajo?
¿por dónde se metieron mi nombre y existencia?
Se cerró el capítulo con una lastima extrema,
de ver dos historias marcadas para siempre
por la irresponsabilidad y el afán lujurioso
de conservar la imagen de irreemplazables
en vez de inolvidables.
Pasé por otra historia , una que me dio
placeres, alegrías, gratos momentos,
confiabilidad, complicidad, compañía,
ilusión, libertad, pertenencia;
lo que desapareció como el humo de los miles de manjares
fumados a escondidas,
se escapó en gritos, mentiras, silencios,
heridas, egoísmo,
se esfumó en enfermedad,
en la palabra cáncer
y el útero resistente y negativo,
en un cuerpo muerto,
y un placer mutilado.
Y ahí vino la pregunta
¿cómo mierda nos pasó eso?
¿fue necesario tanto dolor?
¿el amor lo dejamos en la cama qué
sin ella no pudimos revitalizar?
Se cerró el capítulo con temor,
con derrotismo y angustia,
con una sensación de libertad culpable
y con la inseguridad de volver,
de renacer, de amar.
Y corrí por amores fugaces,
me hice amante de placeres banales,
carnales y básicos.
Pose mis ojos y mi corazón
en un amor sin concretar,
me entregué a la sanidad de un cariño
que cuide y respeté como una ilusa,
y oí esas palabras que me descolocaron,
esa opción por otra vida
en la que yo y cualquier otra no tenemos cabida,
en la que me sacaron del mapa
sin poder chistar,
en la que repudiaron mi feminidad,
en la que me escupieron en la cara
que lo que considero atrayente y placentero,
no sirve de nada.
Y ahí vino la pregunta
¿dónde tenía la cabeza?
¿cómo no me di cuenta?
¿esto es una broma?
Y cerré el capítulo,
sin saber muy bien que pensar sobre él,
se cerró todo con la lejanía autoimpuesta,
con el hacerme un lado,
con un adios.
Y así se arma esta historia de espera,
con miles de entretelones de por medio,
con arrancadas, amores fugaces, placeres cotidianos,
hombres sin nombre,
calles, plazas, lugares con carteles luminosos,
soledades, alcohol, hierba, cigarro,
quizá un poco de todo y a la vez de nada.

La consigna hoy,
después de levantar lo poco que queda de autoestima,
de recoger los trozos de dignidad,
de cerrar capítulos,
es cogerle el gusto a la espera,
disfrutar la llegada de cada personaje a mi vida,
gozar la experiencia vívida de los coqueteos,
renacer desde el dolor,
creer que puedo dejar de preguntar
creer en la reciprocidad
y saber a ciencia cierta que soy capaz.
Capaz de sentir,
aunque haya que esperar.
La espera hoy tiene gusto a gloria,
me cansé de las derrotas.

jueves, 14 de octubre de 2010

La mujer

La mujer está perdida,
se durmió en una cama en donde solapada paso sobre ella el amor
y no alcanzó a despertar.
La mujer murió y no ha podido revivir,
no hay cuerpos, pieles, besos.
La mujer busca respuestas, se intranquiliza,
se desespera, se pierde.
La mujer calla y el silencio la amarra.
La mujer no entiende el por qué,
una y otra vez la consume ese mismo dolor,
ese ardor en el vientre que la mutila.
La mujer no puede sentirse mujer.
La mujer ya no está y no hay quien la encuentre ni la recobre.
La mujer agoniza.
La mujer soy yo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Ya era hora




















He vuelto a remover mis sesos estos días, entre reggae, voz, abrazos, sonrisas, he regresado y me he visto feliz.

Me he visto reir a carcajadas, mover las pestañas, coquetear, tocar mi cuello, hablar sinceridades.

He dejado de desear con locura un cigarro o una buena dosis de alcohol.

He recobrado esa sensación sensual y sexual de sentirme atrayente.

Me he decidido a decir la verdad y he dado plazo final a esto que me traspasa y que deja en vela.

He soltado la lengua, y he sacado mis ropajes.

Me cansé de mi torpeza, de mi lentitud.

He decidido seguir mi camino.

Volví.

Ya era hora.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Paseo

Y me fui a la mierda.
A dar un paseo a ese mar que me encanta y que me contiene.
Me perdí en mis lágrimas cada vez mas ausentes y me mortifiqué por mi inestabilidad.
Oí esas canciones que me retuercen el vientre y me llenan la boca de saliva.
Mis dedos danzarines vuelven a teclear desde el dolor.
Me fui a la mierda, con mi mierda interna.
Me fui escapando de una cama solitaria, con sábanas sin impronta, sin aroma, sin sensaciones.
Y yazgo en la arena, sin sabor a manzanas, sin cabello al viento, solo ahí, sola ahí.
Este paseo no me gusta.
Pero no sé como regresar.
Removí un poco dentro de la mochila y encontré cosas que creí perdidas, vacié mi mochila y recién ahí caí en cuenta de que me acostumbré al peso.
Me largo de la mierda, me largo de mi propia vida.

martes, 5 de octubre de 2010

¿Qué esperas para ser feliz?

Los procesos avanzan más rápido de lo que soy capaz de entender.
Mi Alma se encamina en la reconstrucción, en su trascender.
Mi cuerpo se manifiesta tranquilo, se siente bien, se reconoce.
Mis centros se energizan armónicamente.
Pero mi razón me dice al oído
¿Qué esperas para ser feliz?
Y entre el deseo de comer, fumar o beber le respondo
"Quiero un compañero, y lo quiero pronto"
Quizá no es el momento, no ha llegado el indicado,
no he puesto bien los ojos, simplemente no hay tal hombre.
Los procesos van bien, las respuestas aparecen,
el rencor queda atrás y los ciclos se cierran.
Pero la soledad sigue allí
ahuyentando hasta mis sábanas,
secando mis fluidos,
carcomiendo mi pasión,
dejándome en silencio,
hundiendo mis sentidos,
haciéndome desaparecer,
matándome, cansándome, agotándome, quemándome,
mutilándome, limitándome.
Sigo aquí, con motivos para ser feliz,
pero no siéndolo.

domingo, 3 de octubre de 2010

¿?

¿Lo hago o no lo hago?
¿lo digo o no lo digo?
¿me lanzo o no me lanzo?
¿me voy o no me voy?
¿atino o no atino?
¿voy o no voy?
¿sigo o no sigo?
¿escribo o no escribo?

Mejor que no!

Tonta, lesa

Puedo decir con total libertad

que hablo de más

y no digo lo que realmente importa.