miércoles, 28 de diciembre de 2011

Mis compañeras...


Es 28 de diciembre y hace un año estábamos celebrando el examen de título (más bien sufriendo por rendirlo), planeando el año venidero (2011) y la amistad a largo plazo, por mi cabeza pasaba el miedo a la lejanía obvia de la vida adulta, por el destino que iría a despojarnos de la unión que nos brindaba el día a día y la rutinaria pero exquisita vida universitaria.
A un año debo reconocer que me he impresionado por el cambio de nuestras vidas, mucho más por el vuestro ya que la mía permanece igual hace unos 3 años o más. Debo decir que sigo admirando su inmensa capacidad para adaptarse a los cambios, para insertarse a grupos de trabajo y hacerlo muy bien, para permanecer con la palabra justa y en el momento preciso.
La universidad la comenzamos sies, en el camino se sumó uno, de esos siete hoy sólo veo a dos y eso es extraño y a la vez reconfortante, porque han sido las opciones las que nos han mantenido unidas, las verdades, los silencios pertinentes y los juicios certeros.
Entre el ir del año nos lanzamos al estudio, a desarrollarnos ahora como dirigentes trabajadoras sindicalistas y  no como estudiantes como lo hicimos en algún momento y fue un gran desafío a veces desinflado pero que llegó a su fin y que terminamos con orgullo.
El viernes nos veremos nuevamente las caras, nos abrazaremos, brindaremos y como siempre recordaremos alguna anécdota añeja, sufriremos por la incertidumbre de la cesantía que nos atraganta, de las vacaciones compartidas al norte y a Perú y de como haremos para mantener la amistad.
Debo reconocer que en mi año bastante depresivo lleno de cuiestionamientos y de lágrimas sinsentido ellas han estado al pie del cañón, para decirme algunas verdades, para abrazarme y alentarme y para creer en mí como lo han hecho por años, eso me encanta y me hace sentir  inmensamente feliz y agradecida, las amo y su presencia como la de mi familia me alienta a seguir luchando por más que quiera desaparecer.
Gracias por existir...


Suena: Nano Stern / Un regalo

sábado, 24 de diciembre de 2011

Rara noche buena

Ya se acerca la noche buena y he estado todo el día enfrascada en intentar que este día sea inolvidable para los míos, hace unos años ya esta fiesta es más que solitaria, los tres nos sentamos a la mesa tratando de mantener vivo el espíritu que ya se nos va acabando a pesar de  la llegada de los niños.
Este año ha sido inesperado, yo hubiese deseado armar el árbol y el pesebre en mi casa, adornar mis ventanas, comprar regalos a mi compañero, cenar lejos de los viejos y quizá venir a media  noche a abrazarlos y celebrar, hubiese deseado cocinar una rica lasagna, un postre lleno de frutas y sabores, brindar con un rico ponche "que para eso tengo buena mano", tomar la mano de otro orando por un nacimiento que trae consigo el recogimiento y la esperanza.
Quizá comprar unos buenos discos de regalo, unos libros o entradas para conciertos venideros, pero el año tampoco me dejó bien económicamente por la falta de trabajo, quizá tener la casa llena, con pareja, con padres, hermanas,  cuñados, sobrinos e hijos o embarazo (caso perdido) todos reunidos, pero no es así, yo no tengo familia propia (si una grandiosa que se remite a mis padres) y mis hermanas emigraron del todo hace un buen rato.
He deseado muchas cosas pero el destino y mis malas decisiones y acciones me han dejado donde estoy, cada día más confundida, más lejos de Dios y de los míos, más silenciosa y pesimista.
Iré a secar mis lágrimas, bañarme y a ayudar a mi madre a los últimos detalles para nuestra íntima fiesta, esperando que el famoso viejo pascuero se digne a traer algo para mí, me conformo con un poco de estabilidad y salud para mis viejos que no repuntan.
Otro año más en casa de mis padres, para mi con un poco de frustración, pero también con amor y agradecimiento  por la posibilidad de tenerlos, de abrazarnos los tres a media noche y seguir sintiendo que somos familia; a esperar que aparezcan los niños más tarde a ver lo que hemos preparado para ellos y observar en sus ojos el verdadero espíritu navideño, la impresión y la ingenuidad y la alegría más pura.

¡Feliz navidad Papy y Mamy Monny! ¡Feliz navidad para mí!


Suena: Vértigo / Ismael Serrano

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mal día


No hay palabras para describir lo sucedido, desperté muy temprano con los gritos de mi madre y mi padre desvanecido en la mesa, ido, completamente inconsciente y yo sin saber que hacer. Corrí a buscar un taxi para ir a urgencias, a buscar a mi tía, a ponerle un poco de alcohol en la nariz para que reaccionara y nada.

Pasaron unos minutos o segundos, en realidad para mi fue una eternidad y volvió en sí, entre correríos me puse lo primero que pillé, tomé documentos y dinero y nos  largamos a urgencias, allí estuve desde las 8:45  hasta las 12:00 sin saber nada, haciendo y recibiendo llamadas telefónicas, escuchando a mis hermanas llorar y a mi madre descomponerse a cada segundo.

Yo inmóvil, lagrimeando a escondidas en mis ratos solitarios y del viejo nada de nada, "la presión" dijo la médico, hay que estabilizarlo, pasaban las horas y eso no se consiguió, "nos vamos a la posta", y el miedo seguía en mi estómago y mi corazón. Así fue toda la tarde en la posta, cerca de las 6 de la tarde recién lograron estabilizarlo  y le dieron el alta y el viejo seguía con cara de estupor, de no entender nada y de no querer darnos preocupaciones.

Mi padre no se reponía, vinieron los vómitos, el malestar, la baja de ánimo, la casa estaba llena, con las hermanas, los cuñados, sobrinos, tíos, tías, primos, el teléfono sonando, todos preocupados, logramos distraernos en la compañía y las conversaciones, pero a medida que se hizo de noche la casa quedo sola, todos se fueron a continuar con sus vidas y los viejos se acostaron con cara de incertidumbre, sin decir nada, uno al lado del otro como lo han hecho por años.

Fue un día eterno, no llegaba la noche ni las ganas de dormir nunca y la cama se hacía enorme y yo pequeñísima en ella,  en mi habitación se me repetía la cara del papo a cada instante y volvía el dolor a mi pecho y las ganas de llorar contenidas seguían allí.

Ha sido uno de los miedos mas intensos que he sentido, más que mi enfermedad o la de otros, la sola idea o posibilidad de que mi viejo se vaya de este mundo me dejo tiritando de miedo, una sensación horrible de perdida de una de las personas más importantes en mi vida, a quién amo con todo mi corazón y por quién daría mi salud y mi juventud para dejarlo aquí, es el gran puntal de nuestra familia, quien nos contiene, nos arma, nos hace reír y pensar, quien nos ha enseñado el valor del respeto, del esfuerzo, del optimismo, del amor incondicional silencioso que no juzga ni reprime,. el hombre que me enseñó a amar la libertad y a creer en los sueños.

Hoy con más calma puedo decir que el miedo pasó a convertirse en incertidumbre, debe hacerse una cantidad enorme de exámenes para ver que sucedió, está con su cara más repuesta, con su humor intacto y con deseos de hablar de cualquier otro tema para no preocuparnos y para seguir con la rutina hogareña.

Lo más doloroso para mí fue sentir la soledad merodeando, cuando más necesité un abrazo estaba sola, necesite hundirme en los brazos grandes de un hombre (no desmereciendo a las amigas o hermanas), pero necesité ese calor que solo te da un compañero cuando te ama y te protege ¡cuánto necesito un abrazo de aquellos!,  cuando más desee llorar por el miedo no pude hacerlo siempre alguien allí presente, siempre el viejo tratando de bajarle el perfil a lo sucedido, el silencio se hizo más gigante aún cuando apagué la luz, yo en mi cama, los viejos en su habitación, al fin el día terminaba y yo no conseguí conciliar el sueño. 

Claramente esto me trae a colación mi odioso pánico al paso de los años, el papo ya no es el mismo, está más desgastado, más cansado y yo ya dejé de ser su niñita...

Suena: Sandra Mianovich / Todo me recuerda a ti

jueves, 15 de diciembre de 2011

Algo del 2011 primera parte.... El trabajo


Diciembre llega siempre a remecerme, a recordar mi enfermedad y el miedo que tuve al enterarme de aquello, cosa absurda porque esta se presentó en marzo y no en esta fecha, pero esta idea de recordar lo que nos hace ser quienes somos hoy trae a mi cabeza y mi espíritu la palabra cáncer.  Viene a hacerme sacar cuentas como cada fin de año, de poner en la balanza como son las cosas y como he avanzado respecto al 2010. 
El año pasado estaba ad portas del examen de título con el corazón y la cabeza a punto de estallar por el echo de que mi etapa universitaria estaba finalizando y que la adultez y las responsabilidades venían a buscarme a casa por más que me escondiera. El año anterior pasó volando, con grandes sorpresas a su haber, con tener una alojada en casa y todo lo que eso nos enseñó, con conocer más de cerca a los amigos al verlos transformarse frente a sus deseos monetarios, de resistir a venderme poniendo de frente en lo que creo y los motivos reales por los que decidí ser profesora. Me vi huir de brazos y besos esquivos los que nunca me convencieron realmente para quedarme allí.
El 2011 en cambio ha sido un año aletargado, demasiado para mi gusto, los primeros meses lejos del hogar con mis amigos y Jesús de la mano, gastando las suelas y el corazón por demostrarle al mundo que se puede creer, que se puede luchar, que hay palabras que nos dejan sin aliento y sonriente. Seguí el verano entregándome al placer de estar con la familia; llegado mis veinticinco años decidí celebrar para no notar lo poco (para mi nivel de exigencia) que ha sucedido en mis últimos años en que no repunto ni sonrío por no saborear lo que es amar y sentir.
Llegando marzo tuve que darme cuenta de que el trabajo se hacía necesario y me sometí al escrutinio de sicólogos, jefes técnicos, inspectores, directores quienes no encontraron en mí lo necesario para iniciarme en el ejercicio docente allí comienza a sentirse la frustración a mi alrededor porque me vi sentada en casa sin nada que hacer, pasa el tiempo y entre los intentos fallidos y una ayuda del vilipendiado pituto llegué a Maipú a remercer vidas con el humor y el amor, a conocer historias y abrazos sinceros, a aprender de la sabiduría del silencio y los consejos de muchos, a permanecer como necesitaba, allí pasé largo tiempo en el que decidí revitalizarme en la amistad sincera, los placeres perdidos como los vicios pero esta vez maduramente, a desentenderme de mi odiosa inseguridad corporal y volver a verme como una mujer segura de su apariencia aunque no se ajuste a los estereotipos. Así pasó hasta octubre con la celebración de los 2 años de vida de Emiliano de por medio ¡cuán feliz me has hecho pequeño!, mi ahijado, tan mío como nada, con su bella sonrisa, sus palabras enredadas, su presencia y su energía, sus bailes, su amor. Llegó octubre y se me acabó el trabajo, - denuevo a lo mismo- pensé, pero mi teléfono sonó desde Cerro Navia para llevarme  a trabajar por calles conocidas, demasiado para mi gusto, en un inicio trastabillé antes de caminar, miré hacia todos lados con un dolor inmenso, con ganas de correr, de recibir un abrazo eterno, de mirar unos ojos brillantes ya conocidos para mi cuerpo y mi corazón, así sucedió cada mañana y cada tarde de mi octubre y mi noviembre, mientras trabajaba todo andaba bien, mientras caminaba se me hacía más difícil la tarea, por algo de mala y buena suerte se acabó y ya estoy de vacaciones esperando un 2012 con trabajo y estabilidad.
Termina el año y el silencio ha sido la tónica, año de aprender, de ejercer, de abrazar a pequeñas almas y grandes sueños...
Suena: El viento chocando con las hojas de los árboles/ hermoso!

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Grande la U!!!

Uno de mis placeres es el fútbol y debo decir que hoy he muerto en un orgasmo múltiple al gritar tres goles y  verles levantar la copa.






jueves, 8 de diciembre de 2011

Cueck!

Debo comenzar hoy reprochándome mi estupidez
por perder de vista algo tan importante en un segundo de mi año,
pero debo a la vez reprocharme por perder de vista a los que me quieren.

He estado meses encerrada en casa,
entre el trabajo que tuve,
los largos viajes en micro o a pie
mi habitación,
el computador o la máquina de coser.

Entre reprenderme por idiota u otros calificativos findeañeros
pasé de largo por el concierto y no conseguí disfrutar de Cultura en su nueva visita,
estuve todo el año planeando este día,
pensando en la compañía (inexistente debo asumirlo)
en ahorrar (difícil cuando no hay trabajo)
estuve enfrascada en conseguirlo
y no lo hice.
Se fue la oportunidad como muchas tantas en mi vida,
Cultura en Chile y yo en mi casa...


Para sacarme la mala racha
hoy decidí despercudirme de mis pesares,
tomé una micro rumbo a mis antiguos compañeros,
les vi, abracé y reí
y sentí que a pesar de mi ostracismo,
de mi mal humor,
de mis miedos,
de mis frustraciones,
los que te aman, siempre están allí
para dedicarte un segundo,
para abrazarte fuerte,
para contemplarte en sus planes,
para permanecer cuando uno vuelve.
Cuan acompañada está mi soledad,
esto es realmente cómico...


Suena:  Cultura Profética / La complicidad

martes, 6 de diciembre de 2011

Mi caramelo

... quisiera arrancarte un día
y morirme en un telo con voz
o quizás es un auto ....

... no es que quiera molestarte
pero me es imprescindible
sentarme en un café
y soñar un poco
o tal vez amarnos ...

Suena:  La Bersuit / Mi caramelo

Mi caramelo





Ha pasado mi hora, quién robó mis años...

jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Abrázame?





















Desde Pérez con Teniente Cruz,
hasta Neptuno con San Francisco
ideé una conversación.

Te dije unas cosas inimaginables,
te pedí perdón,
reímos,
recordamos,
lloramos por el dolor
pero también por la sinceridad
y nos fundimos en un abrazo cálido,
de esos entrañables.

Amé mi imaginación,
las palabras precisas,
la calma necesaria,
el abrazo,
ese abrazo
que solo ambos conocemos...



Suena: Fabiana Cantilo/ Nada es para siempre