domingo, 27 de septiembre de 2009

¿ A qué le temes??


Hoy me han preguntado a que le temo y me he quedado en silencio tratando de encontrar respuesta alguna a dicha pregunta.

A que le temo, que terrible buscar en mis escondrijos, eso que esta constantemente oculto para hacer mas llevaderos mis días, por lo mismo saque de ese rincón oscuro de mi ser al miedo y lo interrogue para saber a que cosas exctamente le temo.

Le temo a la soledad, quedarme sola por obligación y no solo de pareja sino esa soledad que nos persigue, que me mira de lejos agachándome como su carnada, soledad busquilla que se entromete en nuestras casas, en nuestras familias, con nuestras amistades y se queda allí para que nos sintamos solos a pesar de estar rodeados de personas, para sentirnos insatisfechos con todo.

Le temo al silencio que me obliga a oír lo que pienso, lo que siento, lo que me no me gusta de mi ni de la vida que llevo.

Le temo a la enfermedad, no a cualquiera sino que a esa que me dejo por un largo tiempo helada y paralizada sin sentir nada, sin reconocerme, sin poder disfrutar de un simple orgasmo del que olvide también, a eso si que le temo, eso si que me duele, me acecha.

Le temo a la muerte, a la perdida de uno de los mios, el sentir que pierdo a lo lejos el recuerdo de sus rostros, sus aromas, sus voces.

Le temo a los temores, al hablar de ellos y a esa sensación que cala hondo cuando uno comienza a tratar de escudriñar por nuestros propios secretos, le temo a la espera, a la agonía, a los vicios.

Y también le temo a cosas físicas y tangibles como las arañas y la oscuridad a sola, los túneles me dan ese denominado soponcio que me hacen cerrar los ojos para evitar ver que estoy encerrada, todo lo que me limite me da miedo, a todo lo que me impida ser feliz le temo.

Ay asqueroso temor te saque a la luz solo para responder esa pregunta, ahora te guardo bajo siete llaves y espero no verte por un buen rato mira que has venido muy seguido a visitarme estas noches.

jueves, 24 de septiembre de 2009

El eterno resplandor de una mente sin recuerdos


Hoy he mirado varias imágenes de esa película, una de mis favoritas, amo a Clementine Kruczynski, quisiera ser como ella teñir mi pelo de varios colores, loquear, mostrar mi calzones, correr toda la vida, andar sin límites y no sentirme culpable por eso.

Quisiera también borrar de mi memoria algunos amores, no solo a Joel Barish, y ojala no reencontrarmelo menos en un tren sin rumbo como acostumbro, menos irnos corriendo lejos a helarnos mirando el mar como tambien me gusta.

Es raro lo que siento por Clementine (asumiendo con pasión mi heterosexualidad, no me gustan las minas son un drama) pero la amo por ser libre y tener esa valentía que me hace falta, pero también la odio, odio su historia con tantos tintes y sabores conocidos para mi.

Me siento identificada con todo lo que vive y lo que le gusta, ama irse sin rumbo, detesta tener relaciones ( no sexuales claramente), sino que detesta los compromisos, la rutina, la monotonía, odia crecer y amar sin libertad, odia las presiones, los tiempos establecidos, las tomadas de mano con cara de culo caminando por la ciudad.

Clementine dame el dato para borrarme la memoria, para aprender a amar cada vez que doy un beso y respiro acalorada cerca de un cuerpo distinto al mío, dame ese poder para beber sin enfermarme (no como ahora), el poder de avanzar y hacer lo que quiero sin que me importen los vacios, morbosos y cartuchos comentarios acerca de lo que soy y lo que hago.

El eterno resplandor de una mente sin recuerdos finalmente hace que los que se aman de verdad vuelvan a amarse a pesar del tiempo, de los errores, de las perdidas de memoria, de los escapes, pero tambien hace que el amor pueda ser una travesía, un ir y venir de experiencias, de correríos y no un quedarse con lo que primero se cree pueda ser lo mejor o lo que mas estabilidad nos brinde.

Clementine apoderate de mi unos segundos para ir lejos, para correr sin límites, para amar sin obstáculos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Lo que Soy y lo que Quiero


Hay cosas que hacen que me sienta loca y despeinada, es como cuando veo la sonrisa de mi pequeño sobrino mostrando sus encías diciéndome que la vida es un largo camino que vale la pena transitar.

Como cuando sonrío y me despojo de mis vergüenzas tomándome un vaso con algún grado de alcohol tratando de encontrarle sentido a las cosas mas absurdas con mis confidentes femeninas, hablando de sexo y posiciones, de drogas y experiencias, de política y frustraciones, de esos dolores que sólo algunos lo saben, eso me hace feliz, me siento libre de ser y pensar, de ser como soy, como cuando disfruto de mi superficialidad sin vergüenza, sin tapujos, o como cuando me admiro de lo densa y sensible que puedo llegar a ser.

Las vueltas de carneros y las palabras sin esencia, las ordinarieces sin argumentos, las palabras mal escritas, las envidias evidentes, las presiones y dependencias, la ropa, el calzado, el invierno y su humedad, los días cortos, los finales de los libros, los recitales sin plata, las peleas, las heridas, mis amigos sufriendo, mis padres preocupados, mis amores lejos; como me duele todo eso, como me complica como el ver una pelea y yo ahí impávida odiando la violencia, que dolor físico desde las entrañas, frente a una injusticia o al abuso de poder, frente a las manos atadas y los sueños truncados, me duele como las heridas en el cuerpo y en el alma, me duelen.

Pero vuelvo a mi asiento dejando atrás esas sensaciones con lo que me llena, como el reunirme con quienes amo, recordar y reír, ver que una palabra puede hacer feliz a otros. Feliz con ir donde quiero y hacer lo que deseo, con correr a pie descalzo, oler la tierra húmeda y contemplar el mar, sana con reflejarme en otros y descubrir que el camino no está errado, plena con saber y descubrir que lo que me gusta es lo que me construye y me alienta para ser FELIZ!!!