Hoy me han preguntado a que le temo y me he quedado en silencio tratando de encontrar respuesta alguna a dicha pregunta.
A que le temo, que terrible buscar en mis escondrijos, eso que esta constantemente oculto para hacer mas llevaderos mis días, por lo mismo saque de ese rincón oscuro de mi ser al miedo y lo interrogue para saber a que cosas exctamente le temo.
Le temo a la soledad, quedarme sola por obligación y no solo de pareja sino esa soledad que nos persigue, que me mira de lejos agachándome como su carnada, soledad busquilla que se entromete en nuestras casas, en nuestras familias, con nuestras amistades y se queda allí para que nos sintamos solos a pesar de estar rodeados de personas, para sentirnos insatisfechos con todo.
Le temo al silencio que me obliga a oír lo que pienso, lo que siento, lo que me no me gusta de mi ni de la vida que llevo.
Le temo a la enfermedad, no a cualquiera sino que a esa que me dejo por un largo tiempo helada y paralizada sin sentir nada, sin reconocerme, sin poder disfrutar de un simple orgasmo del que olvide también, a eso si que le temo, eso si que me duele, me acecha.
Le temo a la muerte, a la perdida de uno de los mios, el sentir que pierdo a lo lejos el recuerdo de sus rostros, sus aromas, sus voces.
Le temo a los temores, al hablar de ellos y a esa sensación que cala hondo cuando uno comienza a tratar de escudriñar por nuestros propios secretos, le temo a la espera, a la agonía, a los vicios.
Y también le temo a cosas físicas y tangibles como las arañas y la oscuridad a sola, los túneles me dan ese denominado soponcio que me hacen cerrar los ojos para evitar ver que estoy encerrada, todo lo que me limite me da miedo, a todo lo que me impida ser feliz le temo.
Ay asqueroso temor te saque a la luz solo para responder esa pregunta, ahora te guardo bajo siete llaves y espero no verte por un buen rato mira que has venido muy seguido a visitarme estas noches.