Y llegó la lluvia en la primavera
la peor mezcla para mi animosidad.
Esa que se retuerce en la cama
cuando las flores traen consigo
ese sabor a soledad perpetua
y cuando la húmeda lluvia
me deja encerrada en casa.
Los días pasan rápidos
y las sensaciones varian,
el reiki apacigua mis dolores físicos
pero aparejado a eso
el espíritu se desnuda
y sale a flote lo mas doloroso.
Me cansan los términos de años,
me duele la soledad,
me paralizan las responsabilidades
y se acerca el seguir adelante
terminar los proyectos
y emprender los nuevos.
Me siento como una pendeja
cagada de miedo por el tiempo que apremia,
temiendo por cada sensación desconocida,
amando sin nombre,
deseando con locura,
evocando besos y caricias,
creciendo y envejeciendo,
armando proyectos,
pensando demasiado.
(y puras huevadas como cada día de primavera lluvioso)
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