jueves, 13 de enero de 2011

Esa sensación

Han sido días extraños, volví a pisar esos suelos con la convicción de que podría limpiar mi espíritu y que vendría la calma a mis días.

Fueron días de extrañar inmensamente esas sonrisas que el año anterior me dejaron revitalizada, de esperar palabras, gestos; fueron días en los que me di cuenta que hay personas que no quieren mi presencia cerca, fueron días de escuchar bromas acerca de mi cuerpo, mis años, mi vida, que no me dejaron muy bien, fue un revolver mis miedos y mis carencias y verme desnuda sin poder defenderme, eso fue mucho mas extraño.

No me había dado cuenta como han pasado los años, no me di cuenta como mis prioridades y la forma de ver la vida me dejó lejos de todos los que frecuento, que las personas me quieren como no me gusta, de manera utilitaria y transitoria.

En estos días Dios vino a mi encuentro, me miró de cerca, me abrazo y me acaricio el cabello. Dios está presente en esas sonrisas, en esas manos cargadas de cansancio, en esos años muy bien llevados, en esos niños y sus palabras inocentes, ahí está presente y con eso me quedo. Pero Dios me habló desde mi propia miseria y no quiero sentirme más así, sola, eternamente sola, enamorándome de personas a las que no les importo, viéndome perdida en mis sueños cuando mi piel se pone gélida y muere de a poco.

En estos días ha vuelto a mi esa sensación de que pasan los años, pasan las personas, pasa la vida y yo me quedo atrás de todo eso, esa sensación de perder el tiempo, de ser indeseable, de creer que hay cosas que no estám hechas para mí.

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