lunes, 12 de octubre de 2009

Amor Civilizado


En la historia de mi vida, o más bien en mis últimos 7 años muchas personas me han invadido con preguntas y me han pedido explicaciones acerca de lo que pienso y como practico mis maneras de amar y como me relaciono indistintamente con hombres y mujeres en términos de amistad, me he visto decir las típicas frases ultra manoseadas acerca de que no todos somos iguales y que las cosas cambian, que existe el perdón, que las segundas oportunidades nos hacen mejores personas, que hay prioridades y no todos queremos ser madres por ejemplo o establecerse y estabilizarse con una sola persona por mucho tiempo, o quizás como se dice "hasta que la muerte nos separe". Me he sentido señalada y cuestionada por mis argumentos y he llegado a dudar si mis formas están demasiados erradas o yo no he querido creer en el amor y en como debe sobrellevarse la experiencia de este.
Me he descubierto egoísta y banal al poner primero mi amor propio que el de un supuesto otro, y he sentido que mis esfuerzos por ser feliz y sentirme feliz se arruinarán apenas de mi brazo a torcer y me vuelva una dama excepcional capaz de amar a la antigua al más puro estilo "contigo pan y cebolla".
He descubierto que a pesar de lo distintos que somos repetimos los mismos errores y le damos espacio a cosas que uno postula jamás debiesen existir en una relación como la infidelidad, la violencia, el engaño, pero siempre hay un espacio para eso cuando nos relacionamos con otro y desnudamos todo lo que somos con defectos imborrables y mañas más que arraigadas.
He descubierto que no soy la única, que mi diferencia me ha hecho encontrarme con personas que no me apuntan con el dedo, que entienden mis trancas y no me mandan al médico por no querer tener hijos, o me tratan de prostituta (maraca mejor dicho) por seguir mis instintos, lo que siento.
A veces desearía probar un poco de esa pócima llamada estabilidad, o de aquella llamada estructura para probar que se siente el llevar una vida llena de límites que mantengan a raya la cordura de la que carezco, con las reglas claras hasta para sentir, y sin miedo a que pase el tiempo, estable, tranquila, sin nada que perder, con el destino escrito y con la goma de borrar en la mano por si suceden algunos eventos que hagan trastabillar el ideal de vida.
Hay veces en que quisiera poder salir de mi misma para observar si mis vaticinios sobre mi futuro son certeros, y si mis actos instintivos y libres me conducirán a sentirme plena, sin necesidad de estructuras ni limitantes.
A veces quisiera sentirme segura de todo y no tan vulnerable a cuestionamientos que no tienen sentido, y que vienen de personas a las que no le ha servido de nada elevar un discurso sobre como hacer las cosas mientras no son capaces de disfrutar con lo más simple y con los cinco sentidos alerta a cada estímulo que nos entrega el ambiente, desde un aroma a un rico beso.
Me quedo con la letra de mi querido Joaquín Sabina quien al igual que yo no quiere un amor civilizado ni nada por el estilo, quiero sentir y no dejar de hacerlo, quiero mirar a mi alrededor como loca y tropezar con la misma piedra si es necesario, quiero locuras y muertes por amor, por amor desde las entrañas que no necesita nombres, que no necesita de términos trillados como fidelidad o lealtad porque lo lleva intrínseco, simplemente es, quiero amores que matan y que los que han osado cuestionar mis formas ojalá puedan disfrutar de esto que yo siento, que es una mezcla de sabor a maté con una manta sobre la espalda contemplando el mar.


"Y morirme contigo si te matas" Joaquín Sabina
Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero cortarme la coleta,
mudarme del planeta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
nunca supe llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni te quiero sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar";
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.


No hay comentarios: