Es día domingo a las 12:55 de la madrugada, estoy cansadísima después de un fin de semana lleno de actividades en todas partes finalizado en la Quinta Normal en la fiesta de la multiculturalidad.
Hoy tengo ganas de regalonearme y sacar en palabras todo el narcisismo que me caracteriza para subir mi autoestima en decadencia cada primavera y darme el lujo de sentirme orgullosa de mi misma.
Ya son cuatro años de esfuerzo, de luchas, de viajes, de dificultades y salidas a flote, cuatro años inolvidables que se fueron en un abrir y cerrar de ojos, cuatro años en los que hice grandes amistades, esas que uno sabe no se acaban con el tiempo sino que se fortalecen.
Hoy tengo ganas de regalonearme y sacar en palabras todo el narcisismo que me caracteriza para subir mi autoestima en decadencia cada primavera y darme el lujo de sentirme orgullosa de mi misma.
Ya son cuatro años de esfuerzo, de luchas, de viajes, de dificultades y salidas a flote, cuatro años inolvidables que se fueron en un abrir y cerrar de ojos, cuatro años en los que hice grandes amistades, esas que uno sabe no se acaban con el tiempo sino que se fortalecen.
Hoy estoy agotada, con ganas de quedarme en cama, con mucho orgullo por sobre lo que he hecho en cuatro años, porque mi esfuerzo ha sido válido y porque lo que he construido me ha hecho feliz, me hace sentir plena y desarrollada, me enorgullezco por estos cuatro años difíciles, agotadores pero completamente satisfactorios. Hoy quiero dormir como nunca, perder mi tiempo en la cama, ver televisión y comer cochinadas. Unos días para solo permanecer. Ganas de descansar. Agotada pero plena. Agotamiento válido.
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