viernes, 13 de agosto de 2010

D I O S


¡Dios!

¿Dónde estás?

Te llamo, te grito, te ruego.

Aparécete.

No me dejes así, con un estómago retorciéndose del dolor por la ausencia, con el llanto ensordecedor en cada noche.

¡Dios!

Óyeme, aquí estoy, atenta, entregada, débil, destruida.

¿Dónde te metiste?

¿En qué momento dejamos de mirarnos?

Regresa pronto, que mi vida se desmorona por más que intento ponerme de pie.

Mi garganta no da más, te grito, te busco, te persigo y no estás.

¿Y si no es real tu existencia?

¿Y si es cierto lo que dicen de la debilidad del que cree?

¡No!
No quiero dejar de hacerlo, no quiero dejar de creer, no quiero dejar de luchar
pero necesito que me levantes, que me escuches, que te acerques.

Estoy donde siempre, tengo el mismo rostro y los mismos miedos.

Necesito la misma calma, el mismo refugio y no estás.

¡Por la mierda Dios, vuelve!

No hay comentarios: