miércoles, 16 de febrero de 2011

Liberación femenina


Con un buen reggae de compañero tiendo mi cuerpo en la cama, huelo el incienso y cierro los ojos.
El verano es el mejor de todos los afrodisiacos, el calor invade cada centímetro de mi cuerpo y me tiene con la líbido por los cielos constantemente, mucho más al llegar la noche, cuando solitaria y con poca ropa trato de dormirme dejando de lado cada señal enviada por mi cuerpo.
Claramente hay noches en que no puedo evadirme y caigo en mi placentera rutina de autosatisfacción, ¡un par de minutos para mí no es tan terrible, más bien es poco y merezco más! - ese es mi pensamiento, entre otras imágenes que rondan mi cabeza para cumplir el objetivo.
Hay veces en que el ruido me distrae, la puerta abierta o las cortinas, le subo al televisor para evitar ser descubierta y para que la distracción no me la gane.
Hay otras en que cierro puerta, cortinas, apago luces y lo hago con el silencio a cuestas, mordiéndome los labios para no emitir sonidos.
Muchas de las veces todo se transforma en un juego que no acaba, que queda inconcluso hasta la próxima sesión, que es vencido por el sueño o por el pudor, que se pierde entre mis piernas cálidas y temblorosas.
Muchas otras quedo completamente feliz.
¿Quién dijo que esto no era para las mujeres? Al que se le ocurrió esa idea era un egoísta, machista, retrógrado y ausente de placer.
¡Yo me masturbo y cuál es el problema!

Suena: Bebé / Con mis manos


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